Una mujer jala una silla de ruedas con una adulto mayor, es su mamá y la lleva a celebrar el Día de las Madres a un lujoso restaurante, con sus dolores y problemas que carga el día no pasa desapercibido y recibe felicitaciones.
Del otro lado de la ciudad, Rosa Herrera, llegó muy temprano a la calle Juan Soto, cerquita de la zona de mercados, llevaba dos rejas de madera, un trasto con tomates, chilpayas, epazote y cuanto puede para ganarse la vida.
En el cubo de epazote, una rosa roja que un cliente generoso le obsequió por Día de las Madres.
“Tengo que trabajar porque para buscársela a así es, hay que salir a vender algo para que caiga algo para que coma uno”.
Pero la gente que le compra la felicitan por ese donde la vida que es ser madre.
“Me ha pasado a felicitar mucha gente, me regalaron incluso hasta mi rosa”.
En la zona de mercados, la señora Guadalupe Cisneros, vende masa, manteca pura y legítima de cerdo, chicharrones y otros productos para tamales.
“Me han dado muchos regalos porque tengo tres hijas, ya me dieron muchos regalos”.
Comentó que como mujer, pudo salir adelante sola poniendo a Dios en todo, ahora sus hijas son independientes.
“Soy madre soltera, pero mis hijas ya están grandes, ya mis hijas están casadas y me dieron muchos regalos”.
Con una sonrisa y entusiasmo, trabaja para llevar el sustento a su casa, a pesar de que tiene que trabajar este 10 de mayo, está contenta por ese don de la vida, el ser madre.
Así como doña Rosa y doña Guadalupe, muchas mamás trabajan este miércoles en la zona de mercado, para ellas es un día laboral más.
Esta es otra cara de la moneda en el Día de las Madres.