En el Día Mundial del Alzheimer, el psicólogo clínico y psicoterapeuta, Carlos Sánchez Muñoz, señaló que lamentablemente este padecimiento va en aumento y que no tiene cura; sin embargo, hay ejercicios que pueden detener el deterioro cognitivo.
Primero, dijo, se debe entender que el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta el cerebro y provoca un deterioro progresivo de la memoria, las habilidades cognitivas y el comportamiento.
Sánchez Muñoz señaló que, aunque no se conocen con precisión las causas, hay factores genéticos. “Definitivamente nuestro estilo de vida y medioambientales van a afectar”, apuntó.
En entrevista para XEU Noticias, dijo que hay muchas causas, por ejemplo, el envejecimiento. “Puede ser algo muy significativa, pues principalmente afecta a personas mayores de 65 años”.
El estilo de vida sería otro de los factores, “personas que tienen mayor exposición al tabaco, al alcohol; si ya hay antecedentes de enfermedades mentales, tienen una mayor probabilidad” de padecer Alzheimer.
Carlos Sánchez señaló que también se han visto otras causas, como el estado de ánimo de las personas, “depresión, tristeza, eso va a afectar”.
Apuntó que una persona que no tiene una dieta saludable, especialmente en Omega 3, que no tiene ejercicio regular, que no estimula su cerebro a resolver acertijos, hacer cosas nuevas, con una socialización limitada, podría verse afectada en la salud mental.
También hay factores de riesgo cardiovascular, especialmente la hipertensión, la diabetes y colesterol, que pueden dañar la irrigación de sangre en el cerebro.
Otro de los factores de riesgo, apuntó, es la pérdida de sueño, pues “una persona que no descansa, mínimo, entre 7 y 9 horas” está poniendo en riesgo, no solamente su salud emocional, sino la salud de su cerebro.
El estrés es otro de los factores que afecta gravemente al cerebro, enfatizó el entrevistado.
Respecto a los síntomas que se pueden presentar, Carlos Sánchez señaló que se dividen en tres etapas: en la primera, hay personas que pueden enfrentar leves problemas de memoria; “suelen confundir nombres, olvidar fechas”.
Mientras que en una etapa intermedia se presenta mayor dificultad para realizar tareas cotidianas, además de que se experimenta una desorientación significativa, “muy severa, inclusive cambios en su personalidad, en su estado de ánimo”.
Agregó que en la etapa avanzada, lamentablemente “vamos a ver personas que ya pierden inclusive la capacidad de comunicarse, de caminar, de reconocer a sus propios seres queridos. Ahí ya podemos ver graves señales de un daño cognitivo.”
El especialista indicó que el diagnóstico puede ser a través de un test específico, que se puede hacer en un consultorio; además, destacó que gracias a los avances científicos y tecnológicos, se pueden practicar resonancias magnéticas, tomografías computarizadas, que ayudan a identificar cambios significativos en el cerebro.
“Sabemos que esta enfermedad reduce el tamaño del cerebro, pero también vemos partes específicas en el cerebro que van a ser afectadas”, además de exámenes de sangre que ayudan a correlacionar marcadores específicos de la enfermedad, indicó el entrevistado.
Reiteró que no hay cura para esta enfermedad, lamentablemente, aunque hay tratamientos para estimular el cerebro y que ayudan a detener el deterioro cognitivo.
Algunas de las actividades sugeridas son terapia cognitivo conductual: crucigramas, sopa de letras, acertijos, memoramas.
Otras de las actividades serían practicar un ejercicio aeróbico, como la natación; "al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana". También se debe cuidar la alimentación, con una dieta saludable.
