A través de su tradicional comunicado dominical, la Arquidiócesis de Xalapa lanzó un llamado a la ciudadanía para asumir con seriedad la responsabilidad compartida en la transformación del país y del estado, especialmente frente a problemáticas como la violencia, la corrupción, la impunidad y la falta de oportunidades.
Inspirado en la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16, 19-31), el mensaje de esta semana reflexiona sobre el sentido de la verdadera riqueza, recordando que vivir de espaldas al sufrimiento ajeno —aun desde la abundancia— aleja al ser humano del Reino de Dios. En ese contexto, la Iglesia local exhorta a todos, con o sin recursos, a practicar el compartir generoso como vía para alcanzar una vida plena y trascendente.
“Hoy es el momento, aquí y ahora, donde se juega cada ciudadano la trascendencia y la felicidad plena”, señala el comunicado, subrayando que el presente es una oportunidad invaluable para promover el desarrollo integral de todos, especialmente de los más necesitados.
El texto también hace un llamado a defender la dignidad humana desde todas las esferas: social, económica, política y cultural, recordando que cada bautizado y ciudadano debe sentirse interpelado por la situación que viven millones de personas en condición de postración o vulnerabilidad.
La Arquidiócesis no evitó referirse a las dificultades estructurales que enfrenta el país, como la ruptura del tejido social, la corrupción en los niveles de gobierno, la violencia, la deuda externa creciente, el déficit de empleos bien remunerados y la escasez de medicamentos. Pese a la gravedad de estas situaciones, la Iglesia pide no caer en la desesperanza, sino elevar la conciencia ciudadana sobre el papel que cada persona juega en el rumbo del país.
“La situación de México y de Veracruz es fruto de las decisiones y acciones, a veces luminosas, otras tantas negativas, de los que han vivido anteriormente”, subraya el comunicado, invitando a cada ciudadano a convertirse en agente de cambio y no sólo en espectador.
Finalmente, el mensaje dominical reitera que el Reino de Dios no se encuentra en estructuras de poder ni en privilegios materiales, sino en la vida compartida, solidaria y comprometida con la dignidad del prójimo, en especial de quienes sufren. Por ello, la Arquidiócesis llama a vivir la fe con responsabilidad histórica y con acciones concretas de justicia y fraternidad.
mb