El pasado miércoles 10 de septiembre, tras la explosión de la pipa de gas en Iztapalapa que ha dejado al menos 8 personas muertas y más de 90 heridas, el suboficial de la Secretaría de Seguridad de la Ciudad de México Alberto Paredes también estuvo en riesgo cuando el gas envolvió su vehículo, pero gracias a los protocolos aprendidos en su trabajo logró sobrevivir y que una víctima del siniestro hallara a su familia.
Posteriormente, cuando se encontraba fuera del auto, la gente le pidió ayudar a un hombre que se encontraba atrapado en la cabina de un tráiler, a quien el suboficial halló gravemente herido, con quemaduras tan profundas que ya no tenía labios.
Consciente de que no sobreviviría, el conductor de la unidad de carga le pidió a al oficial Paredes que se llevara su celular y su cartera, para que su familia supiera de él y no lo dieran por desaparecido.
El oficial Alberto Paredes cumplió la voluntad del conductor, al pie de la letra, pero lamentablemente, durante madrugada del 11 de septiembre, los familiares le comunicaron que había fallecido y le agradecieron por darles, en medio del dolor, la paz de saber dónde estaba su ser querido.
Milenio