Opinión

Debate, no reality show

Por Ignacio Ruelas Olvera

Es una manera de que el elector tenga información para ejercer con autonomía y libertad su voto


Este próximo domingo habrá el primer debate presidencial para las elecciones 2024.

Sin duda hay una gran expectativa. Un debate político como este, es un enfrentamiento de carácter simbólico entre los partidos políticos y sus candidatos, en esta ocasión no hay candidatos independientes, son coaliciones las que están en juego y el candidato de Movimiento Ciudadano. 

Están postulando por la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, están abriendo la esperanza de un nuevo tiempo de México. Un debate insiste constantemente en que deben exponerse las propuestas y los argumentos, en este caso del modelo de nación a la que se están comprometiendo, o bien, estén presentando capacidades programáticas de políticas públicas, que logren resolver los problemas que vive nuestro país.

Estos debates son una confrontación abierta de ideas, donde se observa la preparación, la destreza el temple de quienes se están postulando por la presidencia de la República, y desarrollar adecuadamente los temas relevantes, como lo es la economía, el empleo, la seguridad, en donde todo indica que el libre tránsito se convirtió en una franquicia, salud, política, fundamentalmente el que podamos transitar el modelo educativo a las necesidades de México y del Siglo XXI. 

Un debate dista mucho de ser un reality show en el que se basurean, se desnudan y presentan anomalías que mediáticamente se hacen grandes, pero que son consideraciones que vive toda persona humana, en el desarrollo de su vida tiene estas características.

La vida es un modelo de Dionisio, el Dios de la vida, no es de Apolo, la vida no es perfecta.

Lo único perfecto que hay es la cercanía o la existencia de Dios en ese mundo que hemos creado los seres humanos, le hemos creado un mundo perfecto, pero a las personas nos hemos creado el mundo de los seres humanos, no la ciudad de Dios como dijo San Agustín, y en ese mérito es que el debate deberá ser una esperanza limpia, una esperanza que nos llene de contenido para resolver los grandes problemas que vivimos hoy día.

No es un reality show, insisto. Es una manera de que el elector tenga información para ejercer con autonomía y libertad su voto, para que tenga la consistencia de que cuando se enfrenta en el breve espacio de la mesa de votación, en ese momento el ciudadano audite los compromisos y la realidad, que vea cuál es el México que vivimos, y cuál es el México que el cuerpo electoral quiere para los próximos años. 

Ahí, el ciudadano transformará la boleta en voto, ese es un instante maravilloso de la democracia, pero además, tendrá un valor jurídico, ya que el secretario de la mesa directiva de casilla pondrá el sello de voto al ciudadano, después de haber depositado su voto, ya no boleta, en la urna correspondiente.

Pongamos mucha atención en este primer debate y exijamos verdades, exijamos nuevos comportamientos, demande política con ética.