La Arquidiócesis de Xalapa, a través de su comunicado dominical, aseguró que la realidad no se consigue mejorar con meros discursos, un contexto lleno de violencia e inseguridad.
A continuación el comunicado:
El evangelista San Lucas cierra y concluye la predicación de Jesús en Jerusalén con un discurso acerca de los acontecimientos finales de la historia humana (Lc 21,5-19). A través de este texto evangélico, San Lucas transmite y esclarece la historia de la salvación en tres momentos: la destrucción del templo de Jerusalén, el tiempo de misión de la Iglesia y la venida definitiva del Hijo del hombre, que traerá la plenitud del Reino de Dios. La destrucción del templo representa el fin de una etapa de la historia salvífica, pero no es el signo de la llegada final de la historia humana. No es tiempo para miedos ni temores, sino un momento especial para alimentar y reavivar la fe, esperanza y la caridad ante la descomposición del tejido social en México y Veracruz. Todo bautizado sabe que Cristo ha vencido a la muerte con su resurrección y por eso mismo el creyente, con la fuerza de Cristo resucitado, debe vivir con los pies asentados en un contexto lleno de violencia e inseguridad, pero también plegado de ciudadanos auténticos que desean transformarlo con su testimonio de paz y esperanza.
Ante las catástrofes, guerras y revoluciones, Jesús quiere que los bautizados no se dejen llevar por las apariencias ni sean superficiales en su análisis de la realidad. Jesús pide a sus discípulos ser realistas y trabajar para la construcción del reino de Dios. Nada es fácil, ni se consigue mejorar con meros discursos. Se debe dar testimonio y trabajar por la justicia y la paz social, fundamentados y animados en el amor de Cristo resucitado. No hay otro camino para salir adelante de los todos los conflictos e injusticias que aquejan a México y Veracruz.