La Cámara de Diputados aprobó en lo particular la nueva Ley General de Aguas y las reformas a la Ley de Aguas Nacionales, impulsadas por la presidenta Claudia Sheinbaum. El dictamen obtuvo 324 votos a favor, 118 en contra y 2 abstenciones, y fue enviado al Senado para su discusión inmediata, esto tras una sesión maratónica de más de 24 horas.
La sesión estuvo marcada por tensión, insultos y confrontaciones físicas. Diputados del PAN y del PT se enfrentaron en el pleno, y los panistas incluso lanzaron insultos homofóbicos. El cansancio por la falta de sueño provocó errores en las intervenciones y vacíos en el salón de sesiones.
A la 1 de la madrugada se aprobó un paquete de 18 reservas de la mayoría para atender las demandas de productores inconformes. Después, el debate cayó en repeticiones y en un uso estratégico de reservas por parte de Morena y aliados para prolongar el trámite, que luego retiraban.
Los coordinadores intentaron reducir el número de oradores; el PAN aceptó, pero el PRI se negó. Rubén Moreira buscó extender la discusión para que coincidiera con los noticiarios matutinos y aceptó revisar artículo por artículo, como propuso Ricardo Monreal.
Las descalificaciones siguieron durante la madrugada y la mañana. Se registraron acusaciones de falta de razonamiento, burlas, reclamos por vestimenta partidista e incluso señalamientos sobre responsabilidades en la masacre de Allende (2011), lo que provocó un duro intercambio entre la morenista Cintia Cuevas y Moreira.
Finalmente, tras más de 21 horas de sesión, los coordinadores lograron un acuerdo para reducir de 80 a 16 oradores y así agilizar el cierre del debate. Monreal destacó que el consenso permitió encauzar la discusión y evitar que se extendiera hasta la noche.