Frente a la crisis sanitaria, los ciudadanos están llamados a cambiar y actuar o el mundo no tiene futuro, afirmó el académico de la Universidad de Chile, Carlos Vignolo Friz.
Calificó como "insólito" que después de los virus anteriores la comunidad internacional no se haya preparado, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se haya equivocado y que los países se hayan dividido.
En entrevista con XEU, dijo que ahora lo importante es aprender la lección y cambiar el rumbo; los habitantes de cada país no pueden esperar que los gobernantes resuelvan la pandemia del COVID-19.
En ese sentido hizo un llamado a la ciudadanía a tener conciencia social y "despertar" a la realidad, porque de lo contrario puede haber severas consecuencias.
"El planeta va a ser destruido, digamos, por este cambio climático global, y los virus van a seguir matándonos como moscas, entonces a mi juicio ese es el tema central".
Urgió a fortalecer islas de sanidad, formar grupos de personas que quieran "parar esto", a lo que él llama, "la locura de un planeta que viene errando el camino desde hace mucho tiempo".
Subrayó que es momento reforzar las habilidades socioemocionales, generar estados de ánimo, de compromiso y de responsabilidad a través del uso de las mascarillas y otras medidas.
Además, también se hace imprescindible llevar a cabo lo que denomina "revolución paradigmática", es decir, cambios estructurales mayores, en paradigmas, en prácticas sociales.
"Es una era en la que tenemos de verdad poner la cordialidad, la justicia, la igualdad, la empatía, la comprensión, la capacidad de perdonar, la compasión y el amor, en el centro de la vida humana, de la vida social".
¿Y qué se necesita para lograrlo?
"Necesitamos comunicaciones como esta; necesitamos que muchas radios, que ojalá la televisión que lo hace pésimo, cambie y salga al aire la voz verdad y entre todos" luchar por hacerlo posible.
Puntualizó que cuando la política se derrumba, la responsabilidad cae en manos de organizaciones sociales y sus líderes y de los emprendedores, ya que incluso las instituciones religiosas están muy debilitadas.