El sector mexicano de la agricultura parece no querer resistirse a las innovaciones tecnológicas. Y esto es una buena noticia. Hace poco supimos que algunas empresas están empezando a incorporar la cadena de bloques (Blockchain) para mejorar su eficiencia. La misma tecnología que dio origen a las criptomonedas tiene un sinfín de utilidades que pueden aportar ventajas al tejido productivo y empresarial.
Y es que la utilización de los Tokens de la cadena de bloques no se limita a estas famosas divisas digitales; cada vez se encuentran más ejemplos de su aplicación: desde las apuestas en los casinos digitales hasta la inversión inmobiliaria, pasando por los certificados de propiedad de obras de arte, por poner algunos ejemplos. Tal vez, lo que muchos se estén preguntando es cómo pueden aprovecharse en ámbitos tan distintos. Por eso, probablemente, lo primero sea explicar lo que es el Blockchain.
Para entender el funcionamiento de la cadena de bloques, debemos imaginar un gigantesco libro de contabilidad digital, en el que se pueden registrar todas las transacciones de forma segura y con una gran eficiencia. Este registro está descentralizado; es decir, que su información se reparte en una enorme red, con infinidad de copias de toda la información. Cada vez que se produce una transacción, ésta se almacena con toda la información asociada, como un bloque de datos.
Y con cada nueva transacción, se genera otro bloque que se une al anterior, creando una cadena. En cada una de estas operaciones se revisa lo que se introdujo anteriormente; por eso, este almacenamiento es tan seguro y no puede alterarse. Además, al existir copias repartidas, toda la información es absolutamente transparente. Por otra parte, se puede acceder a ella de forma segura para crear una trazabilidad de todos los datos.
Estas cualidades son, precisamente, las que han motivado a algunas empresas del sector agrícola a utilizar dicha tecnología; concretamente, para las cadenas de suministro. Además de proteger la información sensible, se puede realizar un seguimiento exacto y en tiempo real de todo el proceso, previniendo incidencias y resolviendo, con mayor rapidez, aquellas que se produzcan.
Ya existen precedentes de este uso en otros mercados, como el logístico, que comparte muchas de las fases del ejemplo antes mencionado. En lo relacionado con la alimentación se han estudiado casos de su utilización para la trazabilidad de la cadena de frío en la distribución de alimentos. Pero también se ha aplicado para otros temas muy sensibles, como la retirada el mercado de alimentos en mal estado o, incluso, de medicamentos que pudiesen generar problemas. Al quedar registradas todas las transacciones y poder acceder a ellas de forma eficiente, se convierte en una herramienta muy útil para este tipo de situaciones.
Por otra parte, también incorpora ventajas para otros usos, como la preservación de la información personal de clientes, proveedores o trabajadores. No es extraño que algunos países estén meditando utilizar el Blockchain para sus registros de datos médicos. Es más, incluso se ha propuesto la posibilidad de aplicar su sistema en los recuentos electorales; tanto por la privacidad, como por la agilidad para manejar los datos y la transparencia que aporta a todo el proceso.
Sin necesidad de irse tan lejos, aquí, en Veracruz, las aplicaciones del Blockchain ya se están haciendo patentes. Una de las más destacadas es la del Puerto de Veracruz, para la que ya se han realizado algunas pruebas piloto. También hemos hablado, recientemente, de algunas exposiciones artísticas que incluyen diseños realizados por expertos en este tipo de tecnología. Y, muy probablemente, veamos cada vez más ejemplos cercanos del uso de la cadena de bloques.
Evidentemente, será necesario un proceso de adaptación y de formación; pero, tras unos primeros pasos en sectores como la agricultura y la logística, parece imparable el impacto del Blockchain, más allá de las finanzas y otros mercados que llevan años aplicándolo. México puede encontrar, en esta tecnología, una adecuada herramienta para ganar competitividad en un mercado cada vez más global y digitalizado. La adaptación al futuro (o al presente, para ser más exactos) es necesaria para generar más riqueza y puestos de trabajo. Bienvenidas sean las iniciativas que van en esta línea y que puedan aportar estos activos a la economía nacional.