Donald Trump expresó en privado durante su primer mandato una admiración por dictadores extranjeros y su capacidad para ejercer un “control total” sobre sus poblaciones, según declaró Miles Taylor, exsubdirector de gabinete del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
En declaraciones recientes, Taylor aseguró que el expresidente “se explayaba poéticamente” sobre líderes autoritarios a puerta cerrada, lo que, a su juicio, revela una inclinación preocupante hacia el autoritarismo.
“No está bromeando. Cuando dijo que iba a ser una retribución para los estadounidenses, muchos creyeron que era una broma. Cuando habló de encarcelar personas, también pensaron que no iba en serio”, afirmó Taylor, en alusión a las polémicas declaraciones de Trump durante su campaña de reelección.
Estas declaraciones surgen tras los comentarios que el propio Trump hizo esta semana en la Oficina Oval al firmar órdenes ejecutivas. Ante las acusaciones de autoritarismo, el expresidente replicó: “Mucha gente dice: ‘Tal vez nos gusta un dictador’. A mí no me gusta un dictador”.
No obstante, las preocupaciones sobre sus inclinaciones autoritarias no son nuevas. En diciembre de 2023, Trump declaró en una entrevista con Fox News que no sería un dictador “excepto el primer día”. Más tarde, en una entrevista con la revista Time en 2024, aseguró que lo había dicho “sarcásticamente”, pero agregó que “a mucha gente le gusta” esa idea.
Otros exfuncionarios de la administración Trump han respaldado las afirmaciones de Taylor. Olivia Troye, quien fue asesora de seguridad nacional del exvicepresidente Mike Pence, reveló en 2024 que Trump se refería en privado al presidente venezolano Nicolás Maduro como un “hombre fuerte”, pese a criticarlo públicamente.
John Kelly, exjefe de gabinete de Trump, coincidió en esa visión: “El expresidente está claramente en la extrema derecha. Es autoritario, admira a los dictadores, y lo ha dicho abiertamente. Encaja sin duda en la definición general de fascista”.
Las críticas también se intensificaron tras el despliegue de la Guardia Nacional en Washington D.C. durante su mandato, así como sus amenazas de enviar tropas federales a ciudades gobernadas por demócratas, a pesar de que las tasas de criminalidad estaban en descenso.
Las declaraciones de Taylor y otros exfuncionarios suman nueva evidencia al debate sobre el enfoque autoritario del expresidente, en medio de una campaña en la que sus palabras y acciones pasadas vuelven a estar bajo escrutinio.
mb
