Una familia compuesta por abuelo, padre e hijo fue detenida recientemente por agentes de migración mientras regresaban a casa a bordo de su camioneta, a pesar de contar con estatus legal en Estados Unidos. La intervención de un vecino, quien grabó y documentó la detención, y la rápida movilización del programa comunitario Respuesta Rápida, permitió que los tres fueran liberados tras comprobar su situación migratoria.
Este caso, aunque resuelto, refleja una problemática creciente en el país: detenciones arbitrarias basadas en perfil racial y el uso del miedo como herramienta de control hacia comunidades migrantes. Organizaciones como Keep Tucson Together y Fronteras Compasivas alertan sobre el aumento del acoso y la incertidumbre que enfrentan miles de familias, muchas de las cuales deben reorganizar su vida cotidiana para reducir el riesgo de ser detenidas.
“La gente vive con miedo de no regresar a casa. No podemos permitir que el temor nos paralice”, señaló Margo Cowan, defensora legal con más de 50 años de trayectoria. Cowan también denunció que el sistema migratorio es más severo y complejo que el penal, y que el 97 % de quienes enfrentan a un juez de migración lo hacen sin abogado.
Desde la comunidad se impulsan acciones de organización y resistencia. Líderes locales llaman a fortalecer la solidaridad vecinal y a construir puentes en lugar de muros, en un contexto donde el racismo se oculta tras un falso patriotismo.
Fuente: Milenio
mb