El patio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana (UV) se llenó de luces, flores y silencio. Los compañeros de Carlos Jair Crisóstomo Ojeda, estudiante de 22 años, se reunieron para despedirlo, después de que perdió la vida en un accidente automovilístico, al regresar de entregar ayuda a familias damnificadas por las lluvias en el norte de Veracruz.
Veladoras formaban un círculo junto a su fotografía, rodeada de flores blancas. En el aire, el murmullo de sus compañeros se mezclaba con el sonido del viento. “Carlos siempre fue alegre, servicial, el primero en ofrecer ayuda”, decían mientras guardaban un minuto de silencio.
La convocatoria al homenaje nació en grupos de mensajería estudiantil. En minutos, decenas de jóvenes llegaron con flores y velas.
Durante la ceremonia, se recordó su espíritu solidario y su fe. Integrante activo de su congregación cristiana, viajó junto con un grupo de feligreses de Potrero Nuevo, Atoyac, para llevar víveres a comunidades inundadas en el norte del estado.
“Carlos murió sirviendo, como vivía: con fe, con alegría y con el deseo de ayudar a los demás”, escribió uno de sus amigos en redes sociales.
El accidente ocurrió sobre la autopista Totomoxtle–Tihuatlán, a la altura del rancho Litchis. La camioneta en la que viajaban se salió del camino y chocó contra una barra metálica.
Carlos Jair murió en el lugar, mientras que Ramón P. F., de 42 años, resultó gravemente herido y fue trasladado a un hospital de Poza Rica.
La Guardia Nacional y la Fiscalía Regional acudieron al sitio para realizar las investigaciones correspondientes y determinar las causas del deceso.
Fuente y foto: AVC