Han pasado 14 años y lo recuerda como si fuera ayer, era un joven de 18 años y estaba haciendo el Servicio Militar Nacional, le tocó participar en el Plan DNII en el Floresta y Medellín.
Bernardo Gaona, era un joven de 18 años y el desastre del huracán Karl le causó mucha incertidumbre de cómo podrían apoyar a la gente.
La primera encomienda fue ir a una primera de Medellín, sacaron lodo, pintaron la escuela y al otro día los mandaron al Floresta una día después de que había bajado el agua.
Todos los jóvenes fueron custodiados por elementos de la Sedena, se encontraron con gente preocupada por su patrimonio que habían acumulado en años.
Recuerda que fue una tarea complicada pero que le dejó muchas satisfacciones, el poder ayudar a las personas fue muy relevante en su vida, de hecho le cambió la perspectiva de sus metas, estaba estudiando electrónica, pero tras la experiencia, mejor se dedicó al área de la salud en el ISSSTE.
Recuerda que en 2010, tras la ardua ayuda todos quedaron enlodados, sucios y con mal olor porque había aguas negras en la inundación, por lo que tuvieron que caminar a su casa, ya que los camiones no se los querían llevar.
Dijo que ahora es adulto y está consciente que ante una catástrofe es difícil que la gente esté preparada, pero si deben tomar consciencia de que no todo corresponde a las autoridades, como sociedad debes recoger la basura, limpiar patios y tomar medidas preventivas ante los ciclones tropicales.
