El psicólogo clínico Carlos Sánchez advierte que el fenómeno de los llamados niños sicarios debe entenderse desde la raíz y no desde la estigmatización. Explica que se trata de infancias reclutadas, no de menores “malos”.
“No son niños malos, sino una niñez reclutada que está siendo utilizada y traumatizada dentro de ecosistemas violentos y economías ilegales”, explicó entrevistado en Periodismo de Análisis de XEU.
Sánchez señala que estos menores son resultado de factores acumulados:
“Son productos de un trauma temprano más pobreza y desigualdad, más la deserción escolar y el reclutamiento por redes criminales”.
El especialista subraya que el fenómeno es multifactorial, con componentes biológicos, emocionales y sociales, agravado por la negligencia familiar y la falta de mentores.
Sánchez alerta que internet y plataformas digitales están “normalizando y haciendo glamour del riesgo” e incluso se usan para captar adolescentes a través de ofertas falsas y phishing.
Frente al aumento de delitos cometidos por menores, el psicólogo aclara:
“La evidencia nos muestra que la prevención temprana y la justicia restaurativa reducen la reincidencia mejor que el castigo puro”.
Entre las señales tempranas de reclutamiento menciona dinero sin explicación, ausencias escolares, cambios bruscos de estatus, nuevas lealtades, insomnio e hipervigilancia.
¿Qué pueden hacer las familias y escuelas?
El especialista recomienda acciones simples y constantes:
“Tomar 15 minutos diarios de conexión sin pantallas, con reglas claras y un monitoreo cariñoso”.
También sugiere que las escuelas establezcan protocolos de riesgo y asignen mentores a estudiantes vulnerables.
Carlos Sánchez resume el objetivo:
“El opuesto de un niño sicario no es un niño obediente, sino un adolescente con proyecto de vida y pertenencia”.
Concluye que fortalecer el apego seguro, atender el trauma y ofrecer oportunidades reales puede transformar destinos:
“Si cambiamos esto, les vamos a dar una infancia más segura y, por ende, adultos sanos”.