Hace unos días se dio a conocer que al estar “en condiciones óptimas”, fue dado de alta médica el bebé abandonado por sus padres en calles del municipio de Tultitlán, Estado de México, el cual ahora quedó a cargo del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal.
Antes, Lucio y Diana, los padres del menor de un mes fueron vinculados a proceso. El juez decretó prisión preventiva justificada para los dos jóvenes, de 18 y 21 años, que han sido acusados de homicidio en grado de tentativa.
El caso ha conmocionado a la opinión pública, pero también ha puesto en evidencia la problemática social de abandono infantil en México que de acuerdo con la Secretaría de Salud federal ha crecido en un 70 por ciento en los últimos seis años.
¿Qué secuelas tienen las personas que fueron abandonadas cuando eran bebés?
Carlos Sánchez, psicólogo clínico y psicoterapeuta, afirma que el abandono infantil impacta de manera significativa en el desarrollo del ser humano que lo padece.
"Aunque pueda parecer que un recién nacido no es plenamente consciente de su entorno, su cerebro y sistema nervioso están en una fase crítica de desarrollo y la ausencia de cuidado, del contacto y afecto adecuado pueden generar secuelas importantes".
Cuando un bebé experimenta abandono, es decir ausencia de respuesta a su llanto o necesidades, se ocasiona un apego inseguro, evitativo o ansioso, en casos más severos apego desorganizado lo que en el futuro se traduce en dificultades para confiar en los demás y problemas en las relaciones internacionales.
"El abandono prolongado puede activar una respuesta de estrés crónico en el bebé, la falta de regulación emocional por parte de un adulto va a elevar los niveles de cortisol afectando las estructuras cerebrales clave como el hipocampo afectando la memoria, el aprendizaje y la amígdala que tiene que ver con el procesamiento del miedo y emociones".
Si no existe una figura estable que calme su angustia desde pequeños, las personas también son propensas a desarrollar respuestas desadaptativas al estrés como ansiedad, irritabilidad o dificultades para manejar la frustración en etapas posteriores.
"Esto inevitablemente trae retrasos en el desarrollo cognitivo, en el lenguaje, ya que la interacción con los cuidadores es crucial para el lenguaje y las habilidades cognitivas, esa falta de estimulación con el contacto humano lleva a retrasos en el habla".
En la vida adulta se llegan a presentar trastornos psicológicos, de ansiedad, de depresión, trastorno límite de la personalidad (enfermedad mental que se caracteriza por patrones inestables de emociones) o patrones de relaciones disfuncionales, puntualiza.
