La pérdida de un ser querido no se supera, se sobrelleva, se aprende a vivir sin su presencia y honrando su memoria, recordando lo mejor que se vivió con ellos, señala la psicóloga Karla Gardo, autora del libro "Resiliencia en Niños y Adolescente".
Una pérdida tiene una emoción muy fuerte que es el amor hacia las personas, el cual no se acaba, se aprende a vivir sin la presencia de un ser querido.
Es variable el tiempo que te lleva aprender a vivir sin alguien, dependerá de la fortaleza de cada quien, de sus herramientas emocionales y de su red de apoyo integrada por familiares, amigos y profesionales de la saluda.
Los psicólogos trabajan con el empoderamiento personal y con la auto imagen.
Una pedida nos va a quebrar en algún momento sobre todo en las fechas más emotivas, pero hay que trabajar desde el recuerdo y valorar las enseñanzas.
Se debe trabajar en el vivir en el aquí y ahora, pero si pasan unos tres meses y no se logra retomar la vida, es el momento de pedir ayuda.
Las fases del duelo son: negación, aceptación, asimilar la pérdida.
Pero si vemos que no podemos solos, que no nos adoramos, lo mejor es recurrir a nuestra red de apoyos, familiares