La primera vez que Patricia Denis Rodríguez vio un cuerpo putrefacto, se le revolvieron los sentimientos y pensó por un momento en abandonar la profesión de médico forense.
“Me acuerdo muchísimo que estaba muy joven, con un bebé recién nacido y me tocó un putrefacto que supuestamente estaba colgado en un árbol y que había dejado carta póstuma, tenía más de 72 horas de haber fallecido”, cuenta.
A 20 años de ese hecho, la doctora Patricia recuerda ese momento con nostalgia y como uno clave dentro de su carrera en la medicina forense, la cual asegura estuvo llena de retos.
Pero aquella vez no era la primera que se topaba con estos casos, pues desde su niñez estuvo familiarizada con los cadáveres y huesos, con las pláticas de su papá, quien también era médico forense.
“La inquietud siempre estuvo ahí, la curiosidad, el escuchar siempre acerca de las autopsias, los embalsamientos, certificar lesiones a individuos accidentados. El ambiente forense siempre estuvo ahí”.
La también directora del Instituto de Medicina Forense de la Universidad Veracruzana (UV), expresó que durante los 20 años que tiene de experiencia ha visto cambiar esta profesión, pues pasaron de atender servicios de personas accidentadas a desaparecidos.
“Los retos siempre van a existir, desafortunadamente el aumento de las desapariciones siempre implica un reto, el estar a la vanguardia, el tener todos los recursos disponibles para la investigación forense. Las autoridades siempre están tratando de tener todos los recursos”.
Actualmente, Patricia Denis Rodríguez, forma a jóvenes que como ella quieren realizar este trabajo, además contribuye con investigaciones sobre las ciencias forenses.
“En la medicina tienes que tener vocación de servicio, te tiene que gustar definitivamente lo que haces, tienes que tener al prójimo, amor al ser humano y pensar que es ser humano desde que tienes a un cuerpo con o sin vida”.