Veracruz es un lugar para el turismo, para los negocios, para la diversión y hasta para la búsqueda de tesoros.
Liberio Zamora Salas, es originario del municipio de Palmar de Bravo, en el estado de Puebla, trabaja en la albañilería y llegó a Veracruz a construir, pero en sus ratos libres acude a playa Regatas a buscar oro, plata u objetos de valor enterrados.
“Hoy es por primera vez que vengo con el detector, pero hemos venido a trabajar, como este tipo de zonas la gente luego viene a vacacionar y luego se quita los aretes o un anillo y suelen perderlo en ciertas ocasiones, una esclava”.
Por lo regular Liberio busca metales preciosos en el estado de Puebla.
“Sí efectivamente, de hecho allá en el estado de Puebla he encontrado monedas antiguas, de hecho una de plata nada más, no hemos tenido suerte de encontrar una de oro más que nada”.
El detector que trae Liberio es ocupado en haciendas de Puebla dónde los caza tesoros hasta ollas llenas de oro han encontrado, pero también es capaz de trabajar en la playa.
“Ahí en Puebla ese tipo de detectores es para zonas de hacienda, a veces te encuentras una moneda, suele que muchos encuentran ollitas con centenarios, monedas que la gente antes, los rieleros tiraron por cualquier razón una moneda y mucha gente sí ha tenido suerte”.
Liberio empezó con un artefacto de menor costo y con menor eficacia…pero hay otros más sofisticados.
El detector puede distinguir entre hierro, oro y plata, pues su sonido varía.
“Efectivamente dependiendo por ejemplo zona de parque, zona de campo y zona de playa, y efectivamente en zona de playa es por lo mismo que hay muchos minerales, hay que ponerle en su aplicación para que la bobina pueda tener ese desempeño más que nada”.
Mientras el detector no suena no hay nada, pero cuando suena depende del mineral.
“De hecho el ruido aumenta por el oro dependiendo si es metal, si es plata que es un metal más fino tanto como el oro, aumenta el ruido y más fino el sonido, porque es un metal más fino”.
Mientras es entrevistado aumenta el ruido del detector, encontró algo, un objeto de metal y se alegra, pero la alegría le dura poco porque lo que abundan en las playas son tapas de botellas de vidrio.
“De hecho en esa zona como viene a convivir la gente en la playa y aquí, casi puras corcholatas y eso, pues sí más que nada dedicarle tiempo y paciencia, todo es paciencia y si se llega a encontrar algo, un aretito, un anillo, pues suele pasar que la gente pierde, pierde monedas”.
Liborio no es el único cazador de tesoros, entre sus compañeros de Puebla comparten el gusto por la búsqueda de tesoros.
Rastreó la zona de playa Regatas de Veracruz y está listo para buscar en otras áreas.
