Atrás quedó el confinamiento que en su momento provocó la pandemia del COVID-19 y que generó una baja actividad turística y económica.
Hace tres años, precisamente en esta temporada de Semana Santa, en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río el panorama era diferente.
En el 2020 en una gran cantidad de ciudades se capturaron imágenes únicas: sin personas. En Veracruz las avenidas, calles, plazas, parques y monumentos estaban desiertos, desangelados.
Espacios públicos y turísticos fueron despojados de su propósito de ser el bullicioso escenario de la vida urbana.
Pese a la resistencia que hubo, las playas se veían vacías o semidesiertas. En esas vacaciones de Semana Santa había una ausencia añadida: la de los turistas. Contrario a ello, este año lucen abarrotadas.
La pandemia del coronavirus había congelado el movimiento cotidiano en ciudades del mundo, dando lugar a imágenes insólitas, casi irreales.
Fueron instantes excepcionales, que tal vez en muchos años más, no se vuelvan a observar. En este 2023 las playas están llenas de vida.
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