Esta no es una clásica historia de amor; ocurrió entre un ave y un artista en Veracruz (+ fotos)

Imagen Esta no es una clásica historia de amor; ocurrió entre un ave y un artista en Veracruz (+ fotos)

Por: José de Aquino
Audio:

Hace alrededor de tres meses, Arellano Castañeda Eulogio, mejor conocido como el maestro Arellano, acudió al malecón a trabajar, pintar retratos y ofrecer su arte a quien pueda pagarlo y contar la historia de la ciudad.

Una mañana se encontraba junto a las letras que componen el nombre del estado en el malecón, Veracruz, cuando vio a una pequeña ave que traía enredada parte de una red de pescar en la patita izquierda, él quiso ayudarla pero no se dejó.

“Ah sí es mi amiguita, es una especie de gaviotita, llegó malita, llegó con unos hilos, me imagino que son hilos de red en su patita, como que estaba lastimada, pero como no se dejaba agarrar, yo lo único que hice es darle de comer”.

Pasaron los días y la dejó de ver, cuando apareció era diferente, ya no tenía la red enredada, había perdido su patita lo que causó tristeza al artista.

“Así seguía todos los días, motivándola, dándole de comer, pero una vez llegó sin su patita, entonces me sentí yo así como triste, más la gaviotita, ha de haber sentido su dolor de perder su patita”

A partir de ese episodio, Arellano le da de comer todas las mañanas, la amistad surgió y todo cambió, desde aquel día que no pudo ayudarla hasta darle de comer en la palma de la mano.

“Yo le seguí motivando, dándole de comer y ya en la actualidad ya juega conmigo porque vuela, intenta volar hacia mi mano, ya le doy la mano, me saluda, le pongo el piquito en los dedos, a veces recibe la comida de mi palma, a veces se la tengo que aventar para que no sienta que le voy a hacer daño”.

La pequeña ave no tiene nombre sólo le nombra amiga y su amiga entiende.

“Aquí acude todos los días, aquí en el malecón, la amiguita, la especie de gaviotita, todavía no le pongo nombre, pero yo le digo amiguita”.

Incluso Arellano y su amiguita juegan, el echa a correr lentamente y ella vuela detrás de él.

“A veces como que no me hace caso, a veces viene un poco, no sé, no triste porque ya sabe que me encuentra aquí a mí. Luego ni me hace caso pero cuando de repente pasa el tiempo, una hora o media hora y ya la tengo aquí a mis pies, ni me doy cuenta, le empiezo a hablar corro hacia las bancas que están en el malecón y ella vuela atrás de mí”.

 “¿Juegan?, sí jugamos y ahora sí yo le doy su comidita, pero sí jugamos aquí, está a mis pies y yo retrocedo de espaldas, agarro la carrera y ella me va a alcanzar y así todos los días con la gaviotita”.

Comentó que a veces pasan días sin que aparezca y su mente empieza a cocinar ideas terribles, pero luego vuelve a aparecer.

“Ha habido días que si se desaparece, no viene en un día, no viene en dos y yo digo ya se la comieron, ya se la comió un ave más grande o quién sabe qué le pasó, pero, de repente vuelve a aparecer a los siguientes días y así es, así es esta historia de esa amiguita, esta especie de gaviotita.

Desde que la conoció todo ha cambiado, tanto el pajarillo como él, a diario se esfuerza por llevarle comida, ahora su amiga luce un mejor plumaje y asegura que está más contenta.

“Estaba flaquita, estaba triste, es más hasta su plumaje estaba así como, no tiene pelo, pero como despeinada, pero la vemos en la actualidad y ya se ve alegre, se ve contenta, entonces es mi gran amiga”.

Esta no es una clásica historia de amor pero sí una amistad a la vista de todos en el malecón de Veracruz.

da clic