Un estudio internacional ha demostrado que las personas con una enfermedad mental grave, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, experimentan una ganancia de peso temprana, rápida y sostenida que triplica la observada en la población general.
La investigación, que lideran expertos del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA), en el sur de España, y la Universidad de Oxford (Reino Unido), ha analizado el cambio de peso durante quince años de personas con enfermedades mentales y, con los resultados, ha insistido en la necesidad de intervenir de forma precoz y coordinada para prevenir complicaciones como diabetes tipo 2.
El trabajo, dirigido por la científica del ibs.GRANADA Carmen Piernas, ha estudiado durante 15 años la evolución del peso de más de 113.000 personas atendidas en la sanidad pública británica, el análisis más amplio de este tipo realizado hasta la fecha.
La comparación entre personas con y sin enfermedad mental grave reveló un patrón claro: quienes recibían este diagnóstico tendían a ganar peso con mayor rapidez y de manera más pronunciada, especialmente en los primeros cinco años.
Esta trayectoria se mantenía en el tiempo, evidenciando un impacto duradero sobre su salud física y, aunque el uso de antipsicóticos explicaba parte de este aumento de peso, los investigadores han observado que incluso quienes no tomaban estos medicamentos ganaban más peso que la población general.
Estas conclusiones apuntan a la influencia de otros factores como los determinantes sociales, el impacto funcional de la propia enfermedad o las dificultades para mantener estilos de vida saludables.
Uno de los hallazgos más preocupantes del estudio es la desconexión entre el riesgo detectado y la intervención disponible ya que, pese a recibir ligeramente más consejos de pérdida de peso en Atención Primaria, las personas con enfermedad mental grave no acceden con mayor frecuencia a programas especializados de control del peso.
"El periodo inmediatamente posterior al diagnóstico es un momento crítico. Si queremos reducir la brecha de salud física que afecta a las personas con enfermedad mental grave debemos garantizar que accedan a intervenciones específicas y basadas en la evidencia. La ganancia de peso no es inevitable", ha explicado Piernas, que también es profesora de la Universidad de Granada (UGR).
Este trabajo ofrece información clave para mejorar las estrategias de prevención y atención sanitaria, especialmente en un grupo poblacional cuya esperanza de vida es, de media, 15 años menor que la de la población general en parte por complicaciones cardiovasculares.
Los investigadores han subrayado que comprender mejor la evolución del peso y las barreras en el acceso a servicios especializados de salud resulta fundamental para diseñar intervenciones que reduzcan esta brecha de salud.