Este jueves 31 de octubre se instalan los altares u ofrendas para recibir a los bebés no nacidos y los niños que murieron sin ser bautizados, ya que la Iglesia Católica incluye únicamente a los menores que están bautizados el 1 de noviembre que es el Día de Todos los Santos.
De acuerdo con las creencias, los no nacidos y los niños no bautizados se encuentran en el limbo y son llamados “limbitos”.
Además de los elementos tradicionales como incienso, pan de muerto, papel picado, sal, se colocan veladoras y flores blancas como el alhelí o la nube, ya que este color simboliza la pureza de sus almas.
Se les colocan juguetes y dulces y en cuanto a los alimentos, estos no deberán llevar picante y se servirán en porciones pequeñas en platos, vasos o cubiertos para niños.
Los orígenes de la tradición del Día de Muertos son anteriores a la llegada de los españoles, quienes tenían una concepción unitaria del alma, concepción que les impidió entender el que los indígenas atribuyeran a cada individuo varias entidades anímicas y que cada una de ellas tuviera al morir un destino diferente.
Se tiene la creencia de que las ánimas de los difuntos regresan durante las noches para disfrutar los platillos y flores que sus familiares les ofrecen.
doh