Opinión

Subió al cielo y se sentó a la derecha del Padre

Por José Manuel Suazo Reyes

La ASCENSIÓN del Señor, es un misterio cristológico que completa al de la resurrección y es fuente de alegría


La Palabra de Dios que escucharemos este domingo nos habla del misterio de LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR. Cuarenta días después de la resurrección y luego de varias apariciones a sus discípulos para mostrarles que él estaba vivo, Jesús regresa al cielo para sentarse a la derecha del Padre.

La ASCENSIÓN del Señor, es un misterio cristológico que completa al de la resurrección y es fuente de alegría y de esperanza porque el triunfo de Jesús sobre la muerte anuncia ya la meta a la que nos encaminamos todos los que creemos en él, pues como decimos en la oración colecta de este domingo “allá donde llegó nuestra cabeza esperamos llegar también nosotros que somos su cuerpo”.

La Ascensión entonces nos recuerda cual es nuestro destino final y hacia dónde nos encaminamos. Por la fe estamos llamados a participar un día de la gloria del cielo donde está Cristo sentado junto a su Padre.

La Ascensión del Señor a los cielos, no significa que Cristo haya abandonado a su Iglesia, al contrario, gracias a su glorificación se inaugura una nueva forma de la presencia de Dios en la tierra. Sobre este misterio san Agustín decía lo siguiente: “Jesús bajó a la tierra sin haber dejado el cielo y subió al cielo sin haber dejado la tierra”. Ya el mismo Jesús lo había prometido a sus discípulos: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos”.

En efecto Jesús tiene ahora una presencia gloriosa que le permite estar de muchas maneras entre nosotros. Él está con nosotros en la Eucaristía, en todos los sacramentos, cada vez que hacemos oración, está además en su Palabra y en los acontecimientos, y sobre todo cuando amamos a su manera

Por último, la Ascensión del Señor dinamiza también nuestra vida cristiana, en efecto, gracias a la presencia de Jesús entre nosotros, estamos llamados a construir su reino y para ello Jesús nos ha ungido con el Espíritu Santo con el que la iglesia ha sido enviada al mundo para llevar a todos las personas a Dios.

Este mandato misionero es el que se nos narra en el evangelio de este domingo (Mt 28, 16-20) Se trata de la parte final del Evangelio de San Mateo en la que Jesús envía a sus apóstoles en misión por todo el mundo asegurándoles su presencia continua y permanente. “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado”.

Con la fuerza del Espíritu Santo y gracias a la presencia continua de Jesús, los discípulos son transformados, y son enviados al mundo para anunciar a los demás la obra que Dios ha hecho en sus vidas.

En este domingo de la Ascensión del Señor, nuestros obispos nos invitan a unirnos en oración para pedir a Dios que se fortalezca la democracia en nuestro país, y para que seamos mexicanos corresponsables, no sólo exigiendo nuestros derechos, sino también cumpliendo con nuestras obligaciones como ciudadanos.