Muy pocas veces analizamos las palabras de los políticos, nos dejamos siempre llevar por las emociones, el tono de su voz, sus expresiones corporales, aún cuando lo que dicen no significa nada, y esto es así porque la opinión pública puede manipularse a partir del uso del lenguaje.
Un buen ejemplo son las palabras de la gobernadora de Chihuahua, que fueron satanizadas y no tiene nada de agresión, sino una palabra que hoy es uso común, y diríamos, hasta de curso legal.
En las frases hay torpeza, pero son pullas entre políticos, la mentira es una práctica que la opinión pública relaciona con los políticos y es aceptado en las democracias, además tenemos una imagen artificial, habitualmente pensamos que los dirigentes políticos del pasado eran más sinceros y francos, mientras que los candidatos y políticos de hoy son mentirosos, compulsivos.
A valoración moralista, que acepta que los políticos mienten a los gobernados, y si esto es así, la ciudadanía se concentra en las mentiras del político y puede llegar a la conclusión de que los puede penalizar, es decir, castigarlos en las urnas.
No se puede mentir por el bien de la sociedad, porque sería tanto como aceptar que los seres humanos de un orden superior, están autorizados moralmente para guiar a los inferiores, mediante el empleo de la mentira, lo cual es totalmente falso.
Maru Campos, en su entrevista dijo, palabras más palabras menos, “que el gobierno federal asuma su responsabilidad”, se refirió al crimen organizado, “que no le haga al pendejo”.
El titular de la mañanera, lo acogió en primera persona.
“Pendejo” es una palabra que viene de latín pectinic?lus, que es un diminutivo de pecten, es decir, “peine pequeño”. En el Siglo XVI se hace más clara la explicación de la palabra “pendejo”, porque se utilizaba para referirse al vello púbico, y entonces se asocia la palabra “pendejo” con la inexperiencia y la cobardía.
“Pendejo” entonces, es un chico joven que trata de actuar como si fuera grande.
En última instancia tendríamos que tomarlo como un consejo, es decir, Maru Campos lo que hizo fue dar un consejo: “No le hagan al pendejo”, pero como lo dijo Neruda: “En el centro de la vida humana siempre está la palabra, y es importante en toda democracia que nos tomemos un instante para nosotros, de tratar de explicarnos lo que los políticos se dicen y se contestan y que no tiene que haber nada con la vida compartida”.