Opinión

Héroe nacional

Por Claudia Viveros Lorenzo

No cualquiera es héroe nacional


De acuerdo a los diccionarios y enciclopedias (Reader ?s Diggest 1974, Time Life 2008, Quillet 1979) existen distintas acepciones relacionadas con el concepto de he?roe. Algunas de ellas parten de la idea de que los paganos, durante la e?poca de los griegos, consideraban como tal a, aquel (un) hombre que naci?a producto de la relacio?n entre un dios o diosa y un mortal; y al cual se le atribui?an caracteri?sticas ma?s humanas que divinas.

Otras definiciones que se fueron construyendo en distintas etapas histo?ricas, dieron el ti?tulo de he?roe a los hombres ilustres que se destacaban de entre los dema?s, por sus hazan?as o por su participacio?n en actos considerados como heroicos.

Independientemente de los momentos histo?ricos en los cuales se halla acun?ado este te?rmino, al he?roe se le han asignado caracteri?sticas fi?sicas, intelectuales y actitudinales que alimentadas por la tradicio?n oral popular lo colocan en un categori?a superior al comu?n de la gente.

En este sentido, son muchos los llamados pero pocos los elegidos, ya que son contadas aquellas personas que pueden alcanzar ese reconocimiento y ma?s au?n, que pueden mantenerse en esta posicio?n apoyada y reafirmada a la vez por la historia.

Sin embargo, el concepto de he?roe va ma?s alla?, su imagen se ha utilizado con diversos propo?sitos: como si?mbolo unificador, como actor principal en la construccio?n de eventos gloriosos, como eje clave en los discursos nacionales. No obstante, a pesar de que la relacio?n he?roe-identidad nacional-educacio?n se establecio? durante la segunda de?cada del s. XX, como parte del programa instaurado por Jose? Mari?a Vasconcelos; los inicios de este proceso se desarrollan en an?os posteriores a la consolidacio?n de la Independencia de Me?xico, cuando la educacio?n se convierte en uno de los mecanismos para llevar a cabo reformas sociales.

Ejemplo de héroes nacionales podrían ser: Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Benito Juárez, Francisco I. Madero o Lázaro Cárdenas.

No cualquiera es héroe nacional, no hay que emocionarse como en Motul hace unos días. Y sí, ya sé que hacer este tipo de comentarios en algunos que están bien adoctrinados, pues sacará ampula, pero ya estoy acostumbrada a los señalamientos y hasta los insultos de los partidarios de Andrés Manuel, a los que no les gusta que se les toque a su ídolo ni con el pétalo de una rosa, pero es la verdad, proclamarlo héroe nacional es demasiado. Yo sé que a toda costa él intenta

(muchas veces ni siquiera sutilmente, sino todo lo contrario) autoproclamarse, siempre fundamentado en “sus datos”, pero los que no estamos ciegos y si vemos la realidad, entendemos que para un título así, le falta bastante. Y no, no es tiña contra nuestro presidente, es realidad, me encantaría pensar que si estamos frente a un hombre con todas las características citadas al comienzo de mi texto, pero el caso es otro, lamentablemente. Y sí, el puesto presidencial es enorme. Díficil. Exahustivo. Nadie el perfecto y a todos les toca palos. El pecado de Andrés es querer a toda costa, pasar a la historia como eso: como un héroe, querer entrar al pasillo de los grandes hombres en la historia de México. Y eso se es coquetear demasiado cerca con el egocentrismo, porque por mucho que las noticias nos quieran contar, que el pueblo lo escoge o lo proclama, sabemos que no es así.

 

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