Belén celebró la Navidad en un ambiente de recogimiento y esperanza, tras más de dos años de guerra en Palestina. Lejos de ser una fiesta de alegría, la conmemoración estuvo centrada en la oración y en un llamado urgente a la paz, explicó la internacionalista Cynthia de la Portilla.
“Más que una celebración de gozo, fue una búsqueda de paz”, señaló, al referirse a la misa y al encendido del árbol navideño, acompañados de rezos “para que exista una paz real para los palestinos y para la gente de todas las naciones”.
En entrevista para XEU, señaló que aunque Belén se encuentra en Cisjordania y no en la Franja de Gaza, De la Portilla aclaró que sigue siendo una ciudad palestina profundamente afectada por el conflicto.
“Que sea palestina no significa que no sea cristiana; es una zona históricamente cristiana y altamente simbólica para el mundo”, subrayó.
Uno de los impactos más evidentes fue la caída del turismo, principal motor económico de la ciudad. “Normalmente Belén vive del turismo en estas fechas, pero no llegó lo que se esperaba”, explicó, debido tanto a la guerra como a las “dificultades estructurales”, como los controles y restricciones de acceso.
En este contexto, la especialista destacó también el llamado del Papa León XIV a negociar el fin de la guerra entre Rusia y Ucrania, al que calificó como “un llamado a la paz que puede extenderse a todos los conflictos del mundo”.
Para concluir, De la Portilla enfatizó que la paz no fracasa por falta de propuestas, sino por ausencia de voluntad política: “No es falta de la sociedad civil, es falta de voluntad política internacional”. Y añadió: “Estar a favor de la paz no es tomar partido, es apostar por la negociación, la diplomacia y el fin de la crisis humanitaria”.
