Luego de las protestas por la muerte de George Floyd, el presidente Donald Trump anunció su intención de declarar al movimiento Antifa como organización terrorista doméstica. Sin embargo, expertos señalan que esta medida sería inconstitucional e impracticable.
Antifa —abreviatura de “antifascista”— no es un grupo organizado ni tiene líderes, sede ni membresía formal. Es un movimiento descentralizado compuesto por personas que se oponen activamente al fascismo, la extrema derecha y el racismo. Sus integrantes suelen identificarse con ideologías de izquierda radical, como el anarquismo, socialismo o anticapitalismo.
Aunque la raíz del antifascismo moderno se remonta a Europa antes de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos el término “Antifa” comenzó a usarse con más frecuencia a partir de 2007 con la creación de grupos como Rose City Antifa, en Portland, Oregón.
Las acciones de Antifa han incluido manifestaciones, bloqueos y enfrentamientos —a veces violentos— contra grupos supremacistas blancos. Aun así, no hay pruebas de que sea responsable directo de la violencia durante las protestas recientes, como afirmó el fiscal general William Barr.
Dado que Antifa no es una organización estructurada, no puede ser tratada legalmente como un grupo terrorista, según coinciden analistas legales. Además, la Constitución de EE. UU. protege la libertad de ideología y asociación, lo que complica cualquier intento de criminalizar al movimiento como tal.
Sin embargo, este miércoles, Trump anunció la declaración como grupo terrorista local a Antifa, pero se desconoce cómo será el marco legal para perseguir al grupo, debido a su falta de estructura formal.
Fuente: Al Jazeera English