Tras hallazgo de crematorio clandestino, laicos condenan inacción y la complicidad del Estado

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Por: Redacción xeu

Tras el hallazgo de un crematorio clandestino en Jalisco, el cual era utilizado por el crimen organizado, la agrupación de católicos denominados Laicos en la Vida Pública, rechaza la normalización de la violencia y exigen a las autoridades que se esclarezcan los crímenes ahí cometidos.

A través de un comunicado, el grupo Laicos en la Vida Pública, también exigen la identificación de las víctimas y que se garantice a las familias el derecho a la verdad y la justicia.

En tres apartados, los laicos condenan la inacción y la complicidad del Estado.

A continuación el comunicado oficial:

La Red de Laicos en la Vida Pública, en fidelidad a los principios de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y en solidaridad con las víctimas de la violencia en México, expresamos nuestra profunda indignación y dolor ante el hallazgo de un campo de exterminio y entrenamiento del crimen organizado en Teuchitlán, Jalisco.

Este descubrimiento, que expone una de las manifestaciones más crueles de la descomposición social, nos interpela como creyentes y ciudadanos a no permanecer indiferentes ante la barbarie y la impunidad que laceran nuestro país. La Conferencia del Episcopado Mexicano ha denunciado con firmeza la omisión gubernamental y la crisis humanitaria que representan las desapariciones forzadas, especialmente el aumento del 40% en este delito, mientras las autoridades minimizan la situación (CEM, 2025).

Como laicos comprometidos con la transformación social, asumimos nuestra responsabilidad de alzar la voz y exigir acciones concretas en favor de la justicia, la paz y la reconstrucción del tejido social.

I. Nuestra denuncia: no más violencia ni impunidad

1. Rechazamos la normalización de la violencia que ha permitido la existencia de estos espacios de exterminio, atentando contra la dignidad sagrada de toda persona humana (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 2004, §132).

2. Exigimos el esclarecimiento de estos crímenes y la identificación de cada una de las víctimas, garantizando a sus familias el derecho a la verdad y la justicia (Juan Pablo II, 1995).

3. Condenamos la inacción y la complicidad del Estado, que permite que el crimen organizado opere impunemente. La corrupción y la impunidad son estructuras de pecado que deben erradicarse (Juan Pablo II, 1987, §36).

4. Reconocemos y respaldamos la labor de las madres buscadoras y colectivos de derechos humanos, quienes han suplido el deber del gobierno en la localización de personas desaparecidas. Exigimos protección y apoyo para su labor.

II. Nuestra exigencia: ¡acciones inmediatas!

Convocamos a los tres niveles de gobierno a responder con eficacia y transparencia a esta crisis humanitaria: 1. Búsqueda e identificación de víctimas: Urge reforzar los mecanismos de búsqueda con recursos suficientes y protocolos eficientes.

2. Investigación y sanción: Las autoridades deben llevar a cabo investigaciones exhaustivas y sancionar a los responsables, sin proteger a cómplices en la política o en las fuerzas de seguridad.

3. Políticas de prevención: Se requieren acciones concretas para evitar que más jóvenes sean reclutados por el crimen organizado y para impedir la repetición de estos crímenes.

4. Compromiso con la verdad: Exigimos que el Estado deje de minimizar la crisis de desapariciones y actúe con total transparencia ante la sociedad.

III. Nuestro compromiso como laicos en la vida pública

Desde la luz del Evangelio y la enseñanza social de la Iglesia, reafirmamos nuestro deber de construir la paz y promover una sociedad donde prevalezcan la justicia y la dignidad humana.

1. Acompañamiento a las víctimas: Nos solidarizamos con los colectivos de búsqueda y sus familias, brindando apoyo moral, espiritual y material en la medida de nuestras posibilidades.

2. Participación ciudadana activa: Nos comprometemos a denunciar la corrupción y la impunidad en espacios políticos, mediáticos y sociales. No seremos cómplices del silencio.

3. Educación para la paz y la justicia: Promoveremos en nuestras comunidades una cultura de legalidad y reconciliación, basada en los principios de la solidaridad, la subsidiariedad y el bien común (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 2004, §164).

Conclusión: no podemos callar

El hallazgo de este campo de exterminio nos obliga, como sociedad, a decir con firmeza: ¡Nunca más!. No podemos permitir que el miedo y la indiferencia sigan dominando nuestro país.

Como Laicos en la Vida Pública, reiteramos nuestro compromiso de ser voz de los que han sido silenciados y de trabajar con todas nuestras fuerzas por un México donde la justicia y la dignidad humana sean una realidad.

«Lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hicieron» (Mt 25, 40).

¡Por la vida, la justicia y la paz! Laicos en la Vida Pública.

"Pasa por este mundo haciendo el bien" Hch (10,38).

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