El exfutbolista Mikheil Kavelashvili se convirtió ayer sábado en el nuevo presidente de Georgia al consolidar el control del partido gobernante en lo que la oposición califica como un golpe a las aspiraciones europeas del país y una victoria para el antiguo gobernante imperial, Rusia.
Kavelashvili, de 53 años, fue el único candidato en la papeleta y ganó fácilmente la votación dado el control que ejerce el partido Sueño Georgiano sobre un colegio electoral de 300 miembros que reemplazó la elección presidencial directa en 2017. Está compuesto por miembros del Parlamento, de consejos municipales y de legislaturas regionales.
Sueño Georgiano mantuvo el control del Parlamento en la nación del Cáucaso Sur en las elecciones del 26 de octubre, que la oposición alega fueron amañadas con ayuda de Moscú. La presidenta saliente de Georgia y los principales partidos prooccidentales han boicoteado desde entonces las sesiones parlamentarias y exigido que se repita la votación.
Sueño Georgiano ha prometido continuar avanzando hacia la adhesión a la UE, pero también quiere “restablecer” los lazos con Rusia.
En 2008, Rusia libró una breve guerra con Georgia, lo que llevó al reconocimiento por parte de Moscú de dos regiones separatistas como independientes y a un aumento de la presencia militar rusa en Osetia del Sur y Abjasia.
Los críticos han acusado a Sueño Georgiano —fundado por Bidzina Ivanishvili, un enigmático multimillonario que hizo su fortuna en Rusia— de ser cada vez más autoritario y de inclinarse hacia Moscú, acusaciones que el partido ha negado. Sueño Georgiano ha impulsado recientemente leyes similares a las implementadas por el Kremlin para reprimir la libertad de expresión y los derechos de la comunidad LGBTQ+.
La prooccidental Salome Zourabichvili ocupa la presidencia desde 2018 y ha prometido permanecer en el cargo después que su mandato de seis años expire el lunes, describiéndose a sí misma como la única mandataria legítima hasta que se celebren nuevas elecciones.
La decisión de Sueño Georgiano el mes pasado de suspender las conversaciones sobre la candidatura de su país para unirse a la Unión Europea aumentó la indignación de la oposición y desató protestas.
¿Quién es la presidenta que sale?
Zourabichvili, de 72 años, nació en Francia de padres con raíces georgianas y tuvo una exitosa carrera en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia antes que el presidente Mikheil Saakashvili la nombrara la principal diplomática de Georgia en 2004.
Cambios constitucionales hicieron que el trabajo del presidente fuera en gran parte ceremonial antes que Zourabichvili fuera elegida por voto popular con el apoyo de Sueño Georgiano en 2018. Se volvió críticamente en contra del partido gobernante, acusándolo de políticas prorrusas, y Sueño Georgiano intentó sin éxito destituirla.
“Sigo siendo su presidenta —no hay un Parlamento legítimo y, por lo tanto, no hay una elección legítima ni una ceremonia de investidura”, escribió en la red social X. “Mi mandato continúa”.
Hablando con The Associated Press, Zourabichvili rechazó las afirmaciones del gobierno de que la oposición estaba fomentando la violencia.
“No estamos exigiendo una revolución,” aclaró Zourabichvili. “Estamos pidiendo nuevas elecciones, pero en condiciones que aseguren que la voluntad del pueblo no será malinterpretada ni robada nuevamente.”
“Georgia siempre ha resistido la influencia rusa y no aceptará que le roben su voto y su destino”, añadió.
Zourabichvili calificó la votación del sábado como una “provocación” y “una parodia” al tiempo que un líder de uno de los principales partidos de la oposición en Georgia dijo que era inconstitucional.
Giorgi Vashadze del Movimiento Nacional de la Coalición de la Unidad dijo que Zourabichvili es “la única fuente legítima de poder”.
Por su parte, el primer ministro Irakli Kobakhidze señaló que la elección de Kavelashvili “hará una contribución significativa al fortalecimiento de la estatalidad de Georgia y nuestra soberanía, así como a la reducción del radicalismo y la llamada polarización”.
“La principal misión de la institución presidencial es cuidar de la unidad de la nación y la sociedad”, reiteró Kobakhidze, un exprofesor universitario y más tarde presidente de Sueño Georgiano.
VOA/ doh