Washington — Una serie de ataques a urnas electorales en todo Estados Unidos está aumentando la presión sobre los funcionarios estatales y locales, que esperan supervisar una elección presidencial segura y pacífica, tanto para la votación anticipada que se está llevando a cabo en gran parte del país, como para cuando millones de estadounidenses acudan a las urnas la próxima semana.
El estado de Washington, en el noroeste del país, confirmó a Voz de América ayer lunes que la policía local y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) están investigando informes de un supuesto "dispositivo incendiario" colocado en una urna electoral en Vancouver la madrugada del lunes.
Los funcionarios dijeron que nadie resultó herido, pero que algunas de las papeletas estaban dañadas. Un video obtenido por los medios locales mostró a los bomberos respondiendo al lugar, con algunas de las papeletas ardiendo en el suelo.
Funcionarios del otro lado de las fronteras estatales, en la cercana Portland, Oregon, informaron que una de sus urnas también fue atacada con un dispositivo incendiario, unos 30 minutos antes. Pero un sistema de extinción de incendios dentro de la urna de recolección evitó que se dañaran todas las papeletas, excepto tres.
“No se equivoquen, un ataque a una urna es un ataque a nuestra democracia y es completamente inaceptable”, dijo la secretaria de estado de Oregon, LaVonne Griffin-Valade, en una declaración compartida con la VOA.
El secretario de estado de Washington también condenó los aparentes ataques.
“Denuncio enérgicamente cualquier acto de terrorismo que tenga como objetivo perturbar las elecciones legales y justas en el estado de Washington”, dijo Steve Hobbs. “Tomamos en serio la seguridad de nuestros trabajadores electorales y no toleraremos amenazas o actos de violencia que busquen socavar el proceso democrático”.
Los incidentes en las urnas en Washington y Oregon siguen al ataque de la semana pasada a un buzón electoral en Phoenix, Arizona, en el suroeste del país. Funcionarios arrestaron a un sospechoso por prender fuego a la casilla, dañando unas 20 papeletas.
La oleada de ataques a buzones de correo y urnas para la recolección de votos se produce en un momento en que los funcionarios de seguridad de Estados Unidos están emitiendo nuevas advertencias sobre la posible violencia relacionada con las elecciones por extremistas con base en Estados Unidos.
“Creemos que los extremistas violentos domésticos (DVE, en inglés) representarán la amenaza física más importante para los funcionarios gubernamentales, los votantes y el personal y la infraestructura relacionados con las elecciones”, dijo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS en inglés) en una evaluación no clasificada publicada a fines de septiembre.
Según la evaluación, entre los objetivos potenciales se incluyen “lugares de votación, lugares de entrega de urnas, sitios de registro de votantes, eventos de campaña, oficinas de partidos políticos y sitios de recuento de votos”.
El DHS advirtió que la mayor amenaza probablemente provenga de lo que describe como “extremistas violentos domésticos antigubernamentales o antiautoritarios, muchos de los cuales probablemente se inspirarán en quejas políticas partidistas o teorías conspirativas”.
El DHS y el FBI también han amplificado sus advertencias en una serie de boletines de seguridad no públicos enviados a agencias policiales en todo el país, algunos de los cuales fueron obtenidos por Property of the People, un grupo sin fines de lucro que se describe a sí mismo como “dedicado a la búsqueda agresiva de la transparencia gubernamental”.
VOA/ doh