El primer semestre del año ha sido muy complicado para la economía mexicana, con indicadores que muestran un estancamiento generalizado, consideró el analista Ignacio Gómez Támez.
En entrevista para XEU, señaló que "hemos visto un primer semestre muy complicado. Los indicadores dan cuenta de que la economía está prácticamente estancada."
La inversión privada, que es clave para la creación y expansión de empresas, ha caído significativamente. En abril, el INEGI reportó que la inversión cayó un 7.7% a tasa anual, acumulando ocho meses consecutivos de disminución.
El consumo también ha mostrado signos de desaceleración. Aunque en abril creció ligeramente un 1.7%, el balance del año es negativo, y esto se debe a dos causas principales: la pérdida de confianza por factores internacionales, como la incertidumbre en el T-MEC y los aranceles, y la persistente inflación.
La inflación en la primera quincena de junio fue de 4.51%, y aunque algunos analistas creen que estamos en una etapa de inflación moderada, la percepción popular es que los precios suben más de lo que indican las cifras oficiales.
El analista financiero advirtió que, aunque no se espera una crisis económica en el horizonte cercano, sí hay un claro estancamiento que impide la creación de empleos.
Por ejemplo, en mayo, solo se crearon 23,000 empleos formales a nivel nacional, lo cual es muy poco.
Los sectores más afectados son la industria, especialmente la construcción, que en abril registró una caída del 14% en el valor de la producción, y los sectores manufactureros como el automotriz, vestido, calzado y textil, que enfrentan pérdidas de empleo.
Por otro lado, los servicios parecen ser el sector que mejor ha resistido, con algunas actividades comerciales, como la venta de alimentos, manteniendo un crecimiento moderado. Sin embargo, el comercio de bienes no esenciales ha sido particularmente afectado.
En cuanto a la relación entre inflación y crecimiento, Gómez Támez comenta que "pareciera que sí estamos en una etapa de inflación moderada, porque si bien en los primeros cuatro meses del año hay un crecimiento de 0.5%, esto tenderá a ser cero hacia fin de año."
Desde la perspectiva de políticas públicas, el panorama es desafiante. El gasto público en obra pública es muy bajo, con un presupuesto de aproximadamente 300,000 millones de pesos, una cifra insuficiente para las necesidades del país.
La falta de confianza en el sector privado, agravada por incertidumbres internas y externas, limita la inversión.
Gómez Támez señala que "el problema es la falta de confianza" y que "hay que trabajar intensamente con los hechos, no con discursos, en mejorar la confianza de los empresarios y del sector privado."
Para los ciudadanos, la recomendación es ser prudentes: cuidar el dinero, evitar compras impulsivas, concentrarse en lo esencial y trabajar duro para mantener sus empleos o mejorar sus negocios. La idea es mantener la estabilidad en un contexto donde no hay crecimiento, pero tampoco una crisis inminente.
Finalmente, la deuda pública sigue creciendo de manera preocupante. En los últimos 12 meses, aumentó en más de 2 billones de pesos, alcanzando aproximadamente 17.5 billones. Gómez Támez advierte que "nos estamos endeudando de una forma responsable, pero eso pesa en el ánimo de las calificadoras de riesgo," y que si no se mejora la situación, podríamos perder el grado de inversión, lo que encarecería las tasas de interés y afectaría aún más la economía.