En la calle Villa Rica, de la colonia Lázaro Cárdenas en Coatepec, Veracruz, la noche del primero de noviembre se llena de velas, música y flores. Los vecinos cumplen nueve años de rendir homenaje a la Santa Muerte, una tradición que comenzó con apenas veinte personas.
Frente al altar iluminado, Yahir García acomoda las flores de cempasúchil y mano de león. Recuerda que hace casi una década organizaron el primer festejo con pocos amigos y vecinos. Hoy, la celebración reúne a más de trescientas personas.
“Esto lo hacemos de corazón. Empezamos con 20 o 30 y ahora somos cientos”, dice.
El grupo prepara un arco floral artesanal que más tarde llevarán al panteón como ofrenda. “Es para ella —la patrona—, pero también para quienes ya nadie recuerda”, explica Yahir mientras coloca una vela.
Entre la fe y el respeto
La música de La Santísima, una banda local, acompañarán la procesión. En el altar hay veladoras, frutas, calaveras y figuras de la Santa Muerte vestidas de blanco y dorado.
“Aquí todos son bienvenidos, crean o no crean. Solo pedimos respeto”, dice Yahir.
Cada año, los asistentes llegan con flores o comida para agradecer favores. “Yo le creo porque me ha ayudado mucho. Esto es una forma de devolverle un poco”, afirma el organizador.
Una devoción que busca comprensión
La creencia, señala, no es una moda ni un culto oscuro. “Ella no hace daño; es un instrumento de Dios. No viene a llevarse a nadie por decisión propia, sino por mandato divino”, explica.
Aunque algunas personas los juzgan, los devotos insisten en mantener viva su fe. “Nosotros solo pedimos respeto. Esta es nuestra forma de agradecer y recordar”, concluye Yahir.