Montañistas y senderistas que visitan el Pico de Orizaba enfrentan un nuevo riesgo además de las condiciones naturales de la alta montaña: los asaltos. César Silva Reyes, integrante del colectivo Grupos Unidos de Montañismo del Valle del Río Blanco, denunció que grupos delictivos operan en diferentes rutas del volcán, robando equipos, celulares, mochilas e incluso bicicletas.
“Practicar el montañismo es un deporte que por sí solo ya es de alto riesgo y se complica aún más con la presencia de los diversos grupos delictivos que están operando en las montañas de nuestro país”, advirtió Silva Reyes en entrevista con XEU.
De acuerdo con el montañista, los delincuentes se instalan en puntos estratégicos de las rutas hacia el Pico de Orizaba, incluyendo la cara sur por Texmalaquilla, la cara norte por Tlachichuca, y la cara oriente, en comunidades como Xometla, Texmola, Loma Grande y San Miguel Pilancón.
“A varios compañeros nuestros ya les han arrebatado sus productos, sus equipos, sus vestimentas, hasta los zapatos y las bicicletas. Afortunadamente no ha habido víctimas. Espero en Dios que esto no ocurra y que las autoridades hagan algo al respecto”, expresó.
Silva Reyes reveló que él mismo fue víctima de un asalto junto a su familia en la cara sur del volcán: “Nos robaron todo lo que traíamos. Intentaban llevarse los vehículos. Venían muchas chicas con nosotros. Mi mayor temor es que se las quisieran llevar a ellas. Afortunadamente no ocurrió”.
Aseguró que han interpuesto denuncias formales ante las autoridades y que incluso en un operativo en la autopista Puebla-Orizaba se logró detener a personas vinculadas con los asaltos tanto en montaña como en carretera. No obstante, consideró insuficientes las acciones: “A pesar de que hemos puesto las denuncias, a pesar de que lo hemos publicado, a pesar de que hemos dejado evidencias, las autoridades no han hecho nada al respecto”.
Criticó la falta de vigilancia en la zona del Pico de Orizaba, comparándola con la protección existente en La Malinche, en Tlaxcala: “Allá hay policía de montaña a caballo, en cuatrimotos, en camionetas, que de manera constante están patrullando para prevenir asaltos, accidentes, incendios y tala. Cosa que no ocurre en el Pico de Orizaba”.
Silva Reyes alertó sobre la forma de operar de los delincuentes: “Ya tienen conocimiento de los días que estamos yendo a la montaña, pero también trabajan con un grupo de jóvenes que hacen el alconeo en motocicleta y con radios. Así es como están operando”.
Pidió la intervención urgente de los tres niveles de gobierno y de los municipios que rodean el Pico —tanto en Veracruz como en Puebla— para frenar no solo los asaltos, sino también la tala inmoderada, actividad que consideró vinculada con los ataques a montañistas. “Los asaltos ocurren también para evitar que el montañista sea testigo de esta tala. Nosotros subimos a reforestar, a combatir incendios, pero de nada sirve si antes de nosotros ya subieron a talar árboles que tienen más de 100 años”, lamentó.
Además de los asaltos, César Silva advirtió sobre los riesgos de ascender en temporada de lluvias. “Julio y agosto siempre han sido de alto riesgo por las precipitaciones pluviales. Hay ríos de respuesta muy rápida que pueden atrapar a cualquier montañista dentro de una barranca”, señaló.
Finalmente, invitó a quienes deseen practicar el montañismo a consultar las actividades programadas del segundo semestre del año en la página de Facebook del colectivo Grupos Unidos de Montañismo del Valle del Río Blanco.
“El Pico de Orizaba está completamente destrozado. Ya no existen esos 14 glaciares que lo conformaban anteriormente. Sólo queda el glaciar del Jamapa. Y los escurrimientos del Pico alimentan a los cinco ríos más importantes de la región, todos hacia Veracruz. La montaña es vida y necesitamos protegerla”, concluyó.