En el cementerio de Orizaba, “Juan de la Luz Enríquez", hay una tumba extraordinaria de mármol blanco, es un monumento de una niña acompañada de un ángel que tiene extendidas sus alas para que no le de el sol en la cara.
Aunque hay muchas leyendas al respecto, lo cierto es que la historia consigna que la niña murió en el seno de su hogar debido a una enfermedad.
La leyenda de la niña del ángel forma parte de los recorridos nocturnos del cementerio municipal en Orizaba.
Cuenta la historia de una niña de solo dos años de edad de nombre Ana María Dolores Segura y Couto que falleció y sus padres mandaron a construir la tumba con el reconocido escultor Runaldo Cuagnilli, con mármol de Carrara, traído desde Italia.
“La niña tuvo una enfermedad, antes la medicina estaba muy atrasada, murió en el seno de su familia, murió con tranquilidad, tengo la fotografía de su funeral en la iglesia de Santa María de los Hermistas”, narró el cronista de Orizaba, Armando López Macip.
Su familia española era muy arraigada en la ciudad desde el siglo XVIII, incluso sus antepasados fueron héroes de la Independencia, pero después prácticamente se extinguieron al morir la niña.
En el cementerio, sus padres mandaron a hacer una escultura, donde la imagen de la niña está elaborada a tamaño real, como si estuviera dormida en su cama y a un lado un ángel que siempre cuida de ella y con sus alas extendidas la protege del sol en todo momento.
El cementerio de Orizaba es muy conocido, entre sus tumbas hay verdaderas obras de arte que ojalá algunas sean integradas a algún museo de arte sacro, señaló el cronista de Orizaba.
La tumba es de las más visitadas, la gente le dejan dulces y se toma fotos en las visitas y recorridos que realizan en el histórico cementerio.
En el cementerio también hay otros sitios enigmáticos como la piedra del gigante, donde se representa el sacrificio de una persona desmembrada como un sacrificio humano en los antepasados.
